15 de mayo de 2007

La República. I, II y III.

Libro I

Utilizando a Sócrates como interlocutor, se debate sobre lo que es la justicia que acaba siendo introductoria de lo que es el buen gobierno.

Libro II

Para empezar a definir lo que es la justicia, Platón examina como se daría ella en un diseño de una ciudad ideal, donde los más elevados ciudadanos son los guardianes, encargados de gobernar la ciudad. Entre las muchas cualidades que han de tener estos guardianes, esta la de ser filósofos, ya que estos son los únicos que pueden alcanzar la sabiduría. La educación de los mismos será clave. Así pues, carga contra los poetas, que son los encargados de transmitir el conocimiento en la época de Platón, a los que tilda de “forjadores de falsas narraciones”. Toda la mitología que se traslada de generación a generación es una farsa. Esas narraciones donde los dioses se muestran pasionales, a veces bondadosos, otras malvados y crueles. Para Platón “la divinidad no es autora de todas las cosas, sino únicamente de las buenas”. Los dioses son bondadosos y bellos, porque son perfectos. Y como son perfectos, bondadosos y bellos, tampoco mienten. “La divinidad es, por tanto, absolutamente simple y veraz en palabras y en obras y ni cambia por sí ni engaña a los demás en vigilia ni en sueños con apariciones, palabras o envíos de signos”.

Libro III

En el siguiente libro se expone cómo han de ser los guardianes de la ciudad, continuando, eso si, su carga contra los poetas y demás artistas, sobre los cuales se ejercerá una enorme censura. “No solo tendremos que vigilar a los poetas y obligarles o a representar en sus obras modelos de buen carácter o a no divulgarlas entre nosotros, sino que también hay que ejercer inspección sobre los demás artistas e impedirles que copien la maldad, intemperancia, vileza o fealdad en sus imitaciones de seres vivos o en las edificaciones o en cualquier otro objeto de su arte”. Estos guardianes son lo que Platón llama “hombres de bien”. En su educación es fundamental la gimnástica y la música, que ambas tienen por objetivo educar el alma. Así, en lo referente a la música y la armonía, “la falta de gracia, ritmo o armonía están íntimamente ligadas con la maldad en palabras y modo de ser”. “Rechazará, también con motivos, y odiará lo feo ya desde niño, antes aún de ser capaz de razonar”. Además, relacionado con el amor, habrá que dar a la ciudad “una ley que prohíba que el amante bese al amado, este con él y le toque sino como a un hijo, con fines honorables y previo su consentimiento”. Y en cuanto a la gimnástica, “es el alma buena la que puede dotar al cuerpo de todas las perfecciones posibles por medio de sus virtudes”. Estos guardianes, que como vemos aspiran a la perfección, escapan a todo sistema de justicia, ya que como seres perfectos son siempre justos.
A veces, en su discurso encontramos a una persona muy cruel. Por ejemplo, los enfermos crónicos no merecen ningún tipo de ayuda. “Quien no es capaz de vivir desempeñando las funciones que le son propias no debe recibir cuidados por ser una persona inútil tanto para sí mismo como para la sociedad”. Y que pueden “engendrar descendientes que, como es natural, heredarán su constitución”. Y sigue, que “dejen morir a aquellos cuya deficiencia radique en sus cuerpos o condenen a muerte ellos mismos a los que tengan un alma naturalmente mala e incorregible”.

8 de mayo de 2007

Platón

Platón (en griego Πλάτων) (ca. 427 adC/428 adC – 347 adC) fue un filósofo griego, alumno de Sócrates y maestro de Aristóteles, de familia nobilísima y de la más alta aristocracia. Su influencia como autor y sistematizador ha sido incalculable en toda la historia de la filosofía, de la que se ha dicho con frecuencia que alcanzó identidad como disciplina gracias a sus trabajos. Durante su juventud luchó como soldado en las guerras del Peloponeso de las cuales Atenas salió derrotada, y el poder y la economía que ostentaba sobre el mundo griego cayó en las manos de Esparta. Entre sus obras más importantes se cuentan los Diálogos y La República (en griego Πολιτεια, politeia, "forma de gobernar - ciudad"), en la cual elabora la filosofía política de un estado ideal; el Fedro, en el que desarrolla una compleja e influyente teoría psicológica; el Timeo, un influyente ensayo de cosmología racional influida por las matemáticas pitagóricas; y el Teeteto, el primer estudio conocido sobre filosofía de la ciencia.

Fue fundador de la Academia de Atenas, donde estudió Aristóteles. Participó extensivamente en la enseñanza en la Academia y escribió sobre muy diversos temas filosóficos, especialmente los que trataban de la política, ética, metafísica y epistemología. Las obras más famosas de Platón fueron sus diálogos. Si bien varios epigramas y cartas también han sobrevivido. Se cree que todos los diálogos de Platón que se conocen son auténticos.

Los diálogos de Platón tienen mucha vitalidad y frecuentemente incluyen humor e ironía. Se considera que Platón es el filósofo más ameno de todos.

A Sócrates lo menciona frecuentemente en los diálogos. Cuánto del contenido y de los argumentos es obra de Sócrates o de Platón, es difícil decir, por cuanto Sócrates no dejó evidencia escrita de sus enseñanzas; esta ambigüedad es la que se conoce como el “problema socrático”. No hay duda, sin embargo, que Platón fue influido profundamente por las enseñanzas de Sócrates; de hecho sus primeras ideas y ensayos lucen como adaptaciones de las de Sócrates.

*Texto extraído de Wikipendia.

19 de abril de 2007

La República

La República (del latín Res publica que significa cosa pública, y que hace referencia a la política u organización del estado) es la más conocida e influyente obra de Platón. Escrita en forma de diálogo entre Sócrates y otros personajes, como discípulos o parientes, se estructura en diez libros, si bien la transición entre ellos no corresponde necesariamente con cambios en los temas de discusión. Empieza con una detallada discusión sobre la naturaleza de la justicia, que nos lleva a discutir sobre cuál sería la mejor filosofía y organización del Estado, de tal forma que éste fuera ideal. También se expone la contraposición entre realidad y conocimiento a través del conocido mito de la caverna.

13 de abril de 2007

¿Quiénes somos?

Los itinerantes resurge como club de lectura después de un largo tiempo apartado en un rincón y de algún que otro intento frustrado. Hubo una experiencia previa en un club de lectura de ciencias sociales creado por estudiantes de Sociología de la Universidad de Barcelona y motivado por la necesidad de ampliar conocimientos en torno a la puesta en común de las diferentes interpretaciones. Aquella primera experiencia fue una navegación a golpes de timón por los océanos del conocimiento, sin rumbo fijo, sin llegar a ser un sinsentido, pero sin un camino definido. El itinerario de las lecturas estaba a merced del capricho de los/as viajeros/as, que a la hora de escoger una nueva lectura, hacían propuestas individuales, según criterios personales, y tras la tiranía de una votación quedaba definido el nuevo rumbo a tomar. Así se saltaba de un libro de filosofía del lenguaje a otro de teoría sociológica, y de éste, a uno de política sin ninguna conexión lógica.

En esta ocasión, se ha querido establecer un sentido, dar una coherencia, al itinerario a tomar. Vamos a emprender un viaje, siendo muy conscientes de ello, planificando cada una de sus etapas y los lugares que vamos a visitar. No somos exploradores/as que nos adentramos en lo desconocido. No se trata de leer por leer. Ni de leer todo lo que se ha escrito, cosa imposible. Si no de leer aquello que nos va a ayudar a adquirir un conocimiento de calidad. No se trata tampoco de imponer determinadas lecturas a los demás, sino de consensuar, mediante argumentos, cuales son las lecturas que se han de leer. Para ello hay que llevar a cabo un proceso de selección de aquellos/as autores/as y obras que han sido y son relevantes, esto es, que más han influenciado en el pensamiento de lo social. Iremos a los orígenes y, por lo tanto, empezaremos con la filosofía, los primeros pensadores. Nuestro itinerario se iniciará en la Grecia Clásica, y avanzaremos cronológicamente hasta alcanzar a los/as pensadores/as actuales. Seguramente, llegaremos a un punto del camino en que éste se ramifique. Entonces será conveniente llevar a cabo incursiones por cada una de las ramificaciones. En el camino se quedarán muchos/as autores/as, pero intentaremos que no se queden ninguno/a de los/as fundamentales.

El objetivo, el destino de nuestro viaje, está en el camino en sí mismo. Es el camino. Y el camino de este viaje, según como se plantee, podría no tener fin, con lo que se convertiría en un viaje constante. Además, este camino tiene la particularidad de estar vivo, de crecer con el tiempo. Todo ello supone una ventaja, que jamás nos quedaremos a medio camino de nada, no será un viaje inútil, porque todo lo caminado es lo que habremos ganado.